Por Elena Ortiz
En agosto de 2022 fui invitada a participar en el homenaje que, con motivo de los 100 años del nacimiento de Donald Meltzer, Virginia Ungar y Clara Nemas organizaron en Buenos Aires. El hermoso título de aquel evento alude a una frase de Meltzer que manifiesta su sentir hacia el quehacer psicoanalítico: “La conversación más interesante del mundo”. A partir de este enriquecedor encuentro, la Asociación Psicoanalítica Internacional reunió a un grupo de autores de distintas latitudes para escribir sobre el legado de Donald Meltzer.
En palabras de la propia editorial:
“Una selección internacional de destacados colaboradores profundiza en la obra de Meltzer y explora una amplia gama de temas introducidos y desarrollados por él, como el claustro, la identificación adhesiva y la transferencia preformada y analítica. El libro también considera el enfoque de Meltzer en los sueños y presenta viñetas clínicas relevantes. Ofrece un relato exhaustivo de la forma en que las aportaciones de Meltzer han evolucionado y enriquecido la teoría y la práctica psicoanalíticas”.
Carlos Moguillansky y Gabriela Legorreta, editores del libro, conformaron una valiosa compilación tanto temática como autoral.
La brillante introducción de Carlos Moguillansky subraya, junto con otros puntos, las condiciones fundamentales para que se sostenga un diálogo psicoanalítico: valentía y audacia para enfrentar el dolor y la incertidumbre, así como tolerancia y paciencia frente a las emociones intensas y crudas que el paciente despliega. Meltzer no sólo desarrolla un profundo estudio de temas psicoanalíticos centrales, sino que también aporta, mediante refinadas reflexiones y estupendas supervisiones, un modelo inspirador de trabajo clínico y técnico en el que la atmósfera de intimidad y la verdad personal están en el centro de la experiencia analítica.
La obra de Meltzer transita por amplios territorios psicoanalíticos. En el libro, Meg Harris aborda el tema del psicoanálisis como una forma de arte, en el entendido de que el método psicoanalítico es potencialmente un objeto estético. Asimismo, Virginia Ungar profundiza en la trascendencia clínica que el modelo estético implica, y vincula tanto la interpretación como la intimidad entre paciente y analista. La reflexión sobre la centralidad de la intimidad es también un tema que retoman Clara Nemas y Carlos Tabbia, quienes, a través de agudas viñetas muestran, entre otros aspectos, las vicisitudes alrededor del intento de intervenir en aquellos aspectos de la personalidad que interfieren en el establecimiento de la confianza hacia los buenos objetos internos.
Claudio Laks nos transmite con sensibilidad la visión de Meltzer en relación con la clínica psicoanalítica contemporánea, la ética en la que ésta se sostiene y el debate alrededor de la responsabilidad del analista frente a la individualidad del paciente. Por su parte, Florence Guignard y Ruggero Levy nos introducen en el ámbito del claustrum, una de las construcciones clínicas y conceptuales más ricas del pensamiento meltzeriano. El claustrum constituye un dominio narcisista que se desarrolla a partir de una violenta penetración dentro del objeto interno. En éste, las partes infantiles del self quedan atrapadas, el sentido de identidad se modifica y se requiere de una gran habilidad estratégica para lidiar con estas refractarias organizaciones de carácter. Abbot A. Bronstein también toca el tema de la técnica y el cambio del psíquico, temas por excelencia meltzerianos, a través de una viñeta de una paciente atrapada en el agravio y el rencor.
Donald Meltzer es un autor especial para Eleia. Hay una genealogía tácita y significativa que hace que Meltzer cruce por Eleia de una manera muy singular. Cuando Norberto y Celia Bleichmar fundan este centro, lo hacen inspirados en algunas ideas que Meltzer había propuesto en relación con el entrenamiento de los analistas, principalmente la idea de Atelier o taller. Meltzer pensaba que el psicoanálisis está sumergido en un patrón de educación influido por la historia médica y la tradición medieval, y subrayó que hay una diferencia fundamental entre enseñar versus facilitar el aprendizaje. La preservación del movimiento psicoanalítico se tendría que sostener mediante el liderazgo a través del ejemplo. Pensaba en los talleres de pintura renacentista, donde individuos más experimentados en la tarea trabajaban ‘hombro a hombro’ con los aprendices y se fomentaba la transmisión de saberes en un ámbito de experiencia compartida. Bajo esa aspiración nace Eleia.
El capítulo con el que participo en el libro que aquí se presenta se titula “The Language of Dreams: On Symbolism, Aesthetics and Interpretation” (“El lenguaje de los sueños: simbolismo, estética e interpretación”). En éste, describo cómo el quehacer clínico de Meltzer se ve profundamente influido por su teoría de los sueños. Meltzer sugiere trabajar clínicamente con descripciones metafóricas porque éstas abren los sentidos.
La metáfora, como los buenos sueños, captura la experiencia emocional contenida. Hay diversos recursos estéticos contenidos en la edificación de los sueños. La figurabilidad plástica es una de ellas: la mente utiliza imágenes visuales en lugar de palabras para crear sentido, existe una importante articulación entre la construcción simbólica y la estética y esto tiene una consecuencia importante en el quehacer clínico. Si el analista toma los sueños como el modelo de pensamiento, en la técnica intentará acceder al modo más creativo en que la mente opera y utilizará interpretaciones con metáforas sencillas para señalar aspectos del self, objetos internos, relaciones entre el self y los objetos, mecanismos de funcionamiento mental o estados emocionales, entre otros. Entenderá que conviene evitar las intervenciones repetitivas, cliché y rutinarias, y preferirá las coloquiales, sencillas y descriptivas, pues tienen un efecto emocional más fuerte y resultan más vivas y auténticas.
A partir de Meltzer podemos pensar que el método psicoanalítico aspira a ser un ejercicio vital descriptivo en el cual el paciente encuentra un relato, una imagen o una metáfora que lo lleva a reconocerse, a mirarse, a comprenderse más a fondo, con más sutileza y a descubrir aspectos desconocidos hasta entonces.
Espero que la lectura de este texto enriquezca a colegas y alumnos interesados en las contribuciones de este fascinante autor.
Para conocer más del libro entra a: https://www.routledge.com/The-Work-of-Donald-Meltzer-Revisited-100-Years-After-His-Birth/Moguillansky-Legorreta/p/book/9781032579702