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La sesión en psicoanálisis. Realidad, fantasía e interpretación

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Por Gabriel Espíndola

¿Qué es la sesión psicoanalítica? ¿De qué elementos básicos se compone? ¿Qué la hace tan particular? ¿Qué hacemos dentro de ella? ¿Cuánta fantasía hay en la realidad y cuánta realidad hay en la fantasía? ¿Qué interpretar? ¿Para qué interpretar?

La sesión psicoanalítica puede pensarse como la unidad de tiempo y espacio que se da dentro de un marco —denominado encuadre— que pone en marcha un proceso. Su particularidad está en el objetivo que se tiene dentro de ella y en los caminos que las diferentes perspectivas psicoanalíticas han diseñado como técnica(s) para llevar la labor a buen puerto.

Algunas aproximaciones la piensan con la finalidad de hacer consciente lo inconsciente; otros prefieren enfatizar el crecimiento emocional a partir del vínculo intersubjetivo, modificando y costruyendo patrones de relación. Para otros, el trabajo gira en torno a la ampliación de recursos emocionales que, paralelamente, estimulen los procesos de simbolización. Algunos más se concentran en descubrir la fantasía inconsciente por medio de la transferencia. Meltzer (1990) la describió como “la conversación más interesante del mundo”.

Lo interesante para terapeuta y paciente de esa conversación está en lo inconsciente, con la fantasía como expresión de un mundo concreto que nos habita y forma sentidos y significados para cada vivencia. Mientras nuestra labor se dirija a la posibilidad de comprender este fenómeno, sin importar la(s) perspectiva(s) teórica(s) con la(s) que estemos familiarizados, nuestras posibilidades son inagotables.

La fantasía inconsciente como materia prima de la vida psíquica es una idea del grupo kleiniano y postkleiniano, quienes la entienden como un modelo complejo donde interactúan objetos internos, ansiedades o afectos, y defensas que la mente utiliza para lidiar con todo ello. Esta es sólo una de las múltiples visiones que en psicoanálisis existen sobre la fantasía, y en esta ocasión tomaremos ese camino para ahondar en ella.

¿Cómo podemos discriminar la fantasía de la realidad? Clara Nemas (2024) alude a una linda metáfora sobre ello cuando la describe como “arena mojada” (p. 85), no sólo por la intersección (como en un diagrama de Venn) de un par de conjuntos, sino por tratarse de un ecosistema en sí mismo, donde la vida prolifera, cambia, se mueve y nos permite observar dos mundos que se vuelven uno, para interactuar en el. No hay realidad sin fantasía, ni fantasía sin realidad; lo que podemos observar, tal vez, son gradientes, formas, o cualidades de esta aleación.

Cuando una persona narra en una sesión que visitó la casa de un amigo, uno puede acceder a diversos espacios, contextos, colores, materiales, épocas, personajes y hasta olores o sensaciones —lo que Klein (1988) llamaba “memorias en los sentimientos” (p. 239)—, si uno está dispuesto a experimentar esto como la invitación que el paciente hace para envolvernos en su mundo interno. La escena de la que ahora formamos parte es la esencia de nuestro trabajo en la sesión. Tiene lugar dentro de un vínculo al que denominamos transferencia-contratransferencia, que nos permite observar las diferentes cualidades de la fantasía.

La transferencia, pensada desde esta perspectiva, es la invitación que el paciente nos hace para formar parte de esa realidad suya y poder trabajar desde dentro y también desde fuera. La función es de objeto e intérprete, como lo señala Etchegoyen (2010), y es posible gracias a este vínculo que conjuga el pasado con el presente, la realidad con la fantasía y lo consciente con lo inconsciente. Estos ejes se ponen en juego en el material y nos proveen directrices para la exploración del psiquismo humano.

La interpretación psicoanalítica, en este sentido, no busca el insight como objetivo primario, sino como consecuencia de la exploración, y provee alternativas que se dirigen a la ampliación de nuestras posibilidades de significado, no a encontrar uno en específico.

La sesión es el marco para explorar la fantasía mediante la transferencia; el método nuestro mapa de ruta; y la interpretación, una herramienta dentro de este proceso que nos muestra caminos conocidos y otros por conocer.

El Diálogo que realizaremos en esa mañana de trabajo tendrá como finalidad abordar estas ideas por medio de materiales clínicos y múltiples ejemplos que nos permitan pensar las formas en que se expresa la mente dentro de la sesión, sus potenciales significados y la manera en que ahí podemos trabajar con ello.

Referencias:

Etchegoyen, R. H. (2010). Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Amorrortu Editores.

Klein, M. (1988). Envidia y gratitud. Obras completas, (Vol. 3). Paidós.

Meltzer, D. (1990). Metapsicología ampliada. Spatia.

Nemas, C. (2024). Psychoanalytic atmosphere: Struggles between intimacy and respect. En C. Moguillansky y G. Legorreta (Eds.), The work of Donald Meltzer revisited: 100 years after his death (pp. 81–96). Routledge.

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