Al hablar de actualidad, es inevitable no dirigir la mirada a la situación que vivimos desde el año 2020. La salud física y mental se volvió una prioridad durante el confinamiento por la pandemia del COVID-19. La importancia de seguir una vida activa, con hábitos saludables y de contacto directo con otros en todas las áreas de la vida se hizo evidente. Tanto en la consulta privada como en la pública, desde el inicio de la pandemia, hubo un incremento significativo en la solicitud de tratamientos psicológicos que ayudaran a tramitar todos los dilemas que afloraron al perder las relaciones sociales y laborales, la seguridad de una vida estable, etcétera, y a enfrentar síntomas de depresión y ansiedad, estrés postraumático, duelos por la pérdida de seres queridos (familiares o compañeros de trabajo), intentos de suicidio, violencia intrafamiliar, consumo excesivo de sustancias, entre muchos otros. La situación vivida mundialmente ratificó la vulnerabilidad humana, la intolerancia ante las diferencias y la falta de prácticas cuidadosas que velen por la salud en general. Hay fuentes que indican que los intentos de suicidio y la depresión en niños y adolescentes se triplicaron durante esta crisis global.
En este momento, resulta difícil determinar con exactitud si fue la pandemia la que precipitó la aparición de ciertas problemáticas emocionales o si solamente acentuó fenómenos que se gestaban desde tiempo atrás. Sin embargo, estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), realizadas hace algunos años, pronosticaron que para el año 2020, la depresión sería la segunda enfermedad más común, después de las enfermedades del corazón (Schmidt-Hellerau, 2008). Las estadísticas del Mental Health, realizadas en el 2017 (Dattani et al., 2018), muestran un aumento en las consultas psicoterapéuticas por trastornos de ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno bipolar, psicosis, desórdenes alimenticios y adicciones, por mencionar algunos.
La clínica del Centro Eleia recibe, al año, casi 5000 llamadas de pacientes que solicitan atención psicológica. Esto nos permite tener una mirada cercana al tipo de patologías predominantes en los consultorios de los psicoterapeutas. Con la intención de entender cada patología, su desarrollo y tratamiento, partimos de estos datos para conocer qué trastornos mentales prevalecieron en los últimos dos años.
Como psicoterapeutas sabemos que la sintomatología arroja información importante sobre el padecimiento de la persona, pero nuestra tarea fundamental —como profesionales de la salud mental— es conocer los procesos psicodinámicos y el tipo de funcionamiento psíquico de quien nos consulta. Es importante recordar que un síntoma o un rasgo de personalidad aislado no configura, en sí mismo, un cuadro psicopatológico, sino que es necesario indagar las razones profundas que provocaron el desequilibrio psíquico y la forma tan peculiar en que se desenvuelve en la vida, la manera en la que se expresa, piensa y se relaciona con los demás.
Las psicopatologías más frecuentes en la actualidad distan de ser aquellas a las que se refirió el psicoanálisis clásico. El mismo Freud pensaba que era un método para trabajar con algunas patologías del carácter y con las psiconeurosis, específicamente aquellas que en su origen prevalece un conflicto intrapsíquico relacionado con la sexualidad infantil (histeria, fobia, neurosis obsesiva). Excluyó las psicosis y otras perturbaciones graves de la personalidad, por considerar que estaban fuera de su alcance terapéutico (Bleichmar y Leiberman, 2011).
No solo el mundo cambió desde que se fundó el psicoanálisis, hace más de cien años, también la técnica psicoanalítica se amplió y enriqueció gracias a que muchos analistas postfreudianos se dedicaron a investigar y probar el método con otras perturbaciones mentales. Fue así, como progresivamente surgieron, alrededor del mundo, aportaciones muy valiosas para la comprensión y el tratamiento de distintos desórdenes psicológicos tanto en adultos como en niños y adolescentes, por ejemplo, los trastornos fronterizos, las depresiones graves, las enfermedades psicosomáticas, entre muchas otras.
La alta demanda de tratamiento psicoterapéutico —durante estos dos años— nos exige, a los profesionales de la salud mental, estar en constante actualización, conocer los distintos postulados teórico-técnicos que explican el funcionamiento de cada uno de ellos y que nos ayudan a reconocerlos, distinguir cuándo se trata de un rasgo, un síntoma o de una estructura propiamente dicha. Es indispensable discriminar el grado de gravedad, saber cuándo conviene tomar a un paciente en tratamiento, derivarlo a una institución o recomendarle un tratamiento interdisciplinario. Esto solo se logra a través del estudio sistemático y comprometido de la teoría, la técnica y la clínica.
En el diplomado «Diagnósticos y patologías frecuentes en la terapia», estudiaremos las perturbaciones mentales más comunes hoy en día, las teorías que explican sus causas, desarrollo y manifestación, así como la técnica contemporánea. En mesas clínicas, expertos del Centro Eleia discutirán materiales desde distintas perspectivas de abordaje y comprensión. ¡Inscríbete! Es una excelente opción para especializarte en estos temas.
Referencias
Bleichmar, N. y Leiberman, C. (2011). Diagnóstico y psicopatología. En Las perspectivas del psicoanálisis. Paidós.
Dattani, S. Ritchie, H. y Roser, M. (2018). Mental Health. Our World in Data. https://ourworldindata.org/mental-health
McWilliams, N. (2011). “Why Diagnose?”. En Psychoanalytic Diagnosis. The Guilford Press.
Schmidt-Hellerau, C. (2008). The Psychoanalytic Quarterly, 77(2), 697-698.