Por Guadalupe Aguayo
En nuestro curso, las ideas giran en torno al arte (música, literatura, cine, pintura) y su relación con el psicoanálisis. Por consiguiente, implica abrirnos a reflexionar sobre problemas del pensamiento histórico. El objeto de ello es revisar qué pueden ofrecernos en cuanto a sus medios y sus propios territorios, donde, a primera vista, se trata de dos campos distintos con la posibilidad de vincularse. Esto se debe a que se ocupan de la creatividad: la historia del arte, de sus resultados; y el psicoanálisis, sobre todo, de su proceso. A su vez, abordan el mundo de las imágenes: el psicoanálisis, las de los sueños y fantasías; y la historia del arte, las imágenes como producto material del artista.
Así, los dos campos exigen un enfoque histórico, que sugiere revisar escenarios centrales de la historia del arte (desde el Renacimiento hasta el arte contemporáneo) en relación con su naturaleza intempestiva, su carácter liberador y emancipador y, a su vez, con el cuerpo y el inconsciente, así como con las cronologías de la cultura y la filosofía. También resulta importante situar los puentes iniciales que surgen con el psicoanálisis, que, en primera instancia, toma como columna vertebral las fantasías y la constitución psíquica del individuo.
Estos y otros ejes se retomarán en el presente trabajo, ya que tanto en el arte como en el psicoanálisis el individuo se ve orientado a pensar y actuar según motivos que le son desconocidos o incomprensibles; en otras palabras, se ve llevado a traspasar las fronteras de su conciencia. Por tanto, si nos acercamos a pensar la relación entre psicoanálisis y arte, nos vemos orientados, en un primer momento, hacia la investigación del inconsciente. Esto, en dicho ámbito, nos permitiría explicar mejor fenómenos enigmáticos que se ocupan del ser y hacen posible una existencia más singular.
A partir de esto, es posible adelantar que lo que el psicoanálisis devela para el arte o el artista son, entre otras consideraciones, las formas del inconsciente, que dentro del proceso creador —la pulsión— posibilitan justamente la libertad al artista de vagar sin ataduras ni reglas, en la bruma del mundo cotidiano, aceptado y ceñido a lo convencional.
Por este motivo, una primera problemática a resolver en este curso es la forma en que el psicoanálisis y el arte apuntan a la génesis del cuerpo, que comprende —adelantémoslo— la dimensión corporal resumida en el hombre como despliegue de deseos afirmativos y emancipadores, así como la dimensión cultural abierta por la modernidad, que podemos situar a partir del Renacimiento.
Es en ese contexto en el que surge la idea de potenciar al individuo autónomo, libre y creador, entregado a sus posibilidades propias en el marco temporal que trascurre entre nacer y morir. Con base en lo anterior, podemos decir que el cuerpo, en su constitución más radical, aparece en el arte a través del proceso creativo, como lo veremos más adelante; y en el psicoanálisis surge con Freud, al investigar el desarrollo de la represión en la estructura pulsional del individuo. Esto es, el destino de la libertad y la felicidad humana que se combate y decide en la lucha de las pulsiones, lucha que acontece entre la vida y la muerte, en ese espacio entre nacer y morir. Esto es, en resumen, la batalla por la existencia que se desarrolla en un mundo líquido, en la que la posibilidad de un individuo queda suspendida y que, en ambos territorios, se retoma de forma contundente. Una idea que, sin duda, requiere explorar la vivencia del cuerpo, sobre todo en el campo del arte, el psicoanálisis y la cultura